A las pocas horas de instalarse el primer Gobierno Patrio, sus integrantes derterminaron celebrar tan fausto acontecimiento con un solemne TE Deum, en acción de gracias, y así lo notificó la Junta al Cabildo Eclesiástico ( los canónigos que hasta el año 1983 eran los consultores del obispo y quienes elegían al que debía regir la diócesis en caso del falleciendo del obispo)Este aceptó complacido la invitación y como acto de patriótica adhesión, los Canónigos convinieron costear los gastos de canto y música con sus propios haberes.El oficio religioso se realizó el 30 de mayo y el canónigo Estanislao Zavaleta pronunció un discurso, destacando como promisoria la circunstancia que no se hubiese producido un solo desorden en esos días en que habían fermentado las pasiones. La alocución fue luego editada, en folletos, en la Imprenta de Expósitos.
A la Primera Junta corresponde también el honor de haber documentado la primera profesión de Fe católica en nuestra historia independiente. En la célebre proclama emitida al día siguiente de la Revolución, y en la cual el primer gobierno patrio daba a conocer sus propósitos exponiendo el ideal de mayo, la religión aparece como /el primer cuidado del gobierno/ provisional. /Fijad pues, vuestra confianza /- expresa el manifiesto - /y aseguraos de nuestras intenciones. Un deseo eficaz, y una contracción viva y asidua de proveer, por todos los medios posibles, la conservaciòn de nuestra religión santa, la observancia de las leyes que nos rigen. ( Nueva Historia Eclesiástica Argentina y el autor es Juan Carlos Zuretti).
San Benito en Regla monástica dispone que en el oficio de nocturnos ( nuestro actual oficio de lecturas) al terminar la salmodia y las lecturas debe entonarse el Te deum, esto lo escrito en el año 530, es decir este himnos que es una doxología como el Gloria in Excelsis Deo, es anterior al año 530, podríamos decir también que ya a finales del 300 ya se conocía este himno, porque es el siglo de san Basilio el Grande el padre del monacato en Oriente, quien está presente en el Concilio ecuménico de Constantinopla del año 381.
Es tradición que a fin de cada año se entone este himno de acción de gracias y se conserva su rezo en las fechas patrias en las que se recuerdan las grandes gestas que hicieron de nuestro terruño una nueva y gloriosa nación.
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