lunes, agosto 18, 2008

DECLARACIÓN FINAL




Tercer Congreso Americano Misionero CAM3comla8




La Iglesia de América se ha congregado en la ciudad de Quito en estos días, y ha experimentado un Pentecostés
junto a María, la Madre de Jesús y Madre nuestra. La creciente conciencia misionera de nuestras Iglesias
locales nos ha motivado a contemplar el futuro y la presencia de Dios, los dones y carismas en nuestros pueblos,
a escuchar sus necesidades, esperanzas y su profunda experiencia de Fe.
En actitud de discípulos, hemos mirado los caminos del Maestro, su estilo de vida y entrega por los pobres para
iluminar nuestra conversión personal y comunitaria. El discipulado implica revestirse de Cristo ser sus testigos.
Estamos prestos a anunciar el Evangelio, “esperanza para toda persona sedienta de Dios” y juntos construir un
mundo fraterno, justo y solidario; y ser colaboradores del Espíritu en la construcción del Reino.
La experiencia de Pentecostés nos urge a dialogar con todos los pueblos con actitud profética, estar abiertos a
los cambios, reconocer “las semillas del Verbo” y compartir las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos.
Por eso, una comunidad discípula debe ser acogedora, integradora y solidaria.
La Iglesia, comunidad llevada por el Espíritu Santo, nos impulsa a configurarnos con Cristo, para formar el
hombre nuevo, a vivir en comunión fraterna, a ser solidarios con el prójimo y a evangelizar sin exclusión.
La Iglesia, “lugar de encuentro” con Jesucristo, convoca, envía a los testigos del Resucitado y forma nuevos
discípulos en comunidades vivas, que testimonian el Reino de Dios. La misión aviva la esperanza de que otro
mundo es posible, aún en situaciones difíciles. Se necesitan profetas y peregrinos que denuncien las situaciones
de pecado y las estructuras injustas, y anuncien los valores de la vida plena realizada en Cristo.
A la luz de estas reflexiones, los misioneros de América, declaramos:
1. MISIÓN AD GENTES: La Misión “Ad Gentes” es “Misión para la Humanidad”, si cumple simultáneamente
ser “Servicio a la Iglesia” y “Luz de las Naciones”. ¡La misión es servicio al futuro de la Humanidad! Por
eso como laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de América, asumimos con entusiasmo y
corresponsabilidad eclesial la Misión Ad Gentes que implica una conversión personal y el cambio de
estructuras pastorales para que el Evangelio llegue a todos los hombres y mujeres sedientos de Dios.
2. MISIÓN, FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA: Urge una opción fuerte por la formación y acompañamiento
de las familias cristianas para que sean evangelizadoras y misioneras con su vida, fidelidad y comunión.
Nos comprometemos a revitalizar la Pastoral Familiar y apoyar experiencias de familias misioneras Ad
Gentes.
3. MISIÓN Y GLOBALIZACIÓN: Reconocemos que el fenómeno de la globalización acarrea consecuencias
positivas y negativas para la humanidad. Favorece la expresión plena de la Iglesia, que no pertenece a
ninguna cultura y es de todas. Asumimos una nueva manera de ser Iglesia que alimenta su vida desde la
escucha de la Palabra y de la realidad, para ser signo del Reino desde cada cultura y cada pueblo.
4. MISIÓN, EXCLUSIÓN Y MIGRACIÓN: Asumimos que la migración y exclusión son un desafío de primera
categoría, palpable en la situación de niños, mujeres, hombres y familias que viven atropellos en sus
derechos. La Iglesia, con valentía, debe promover proféticamente la cultura de la dignidad humana.
5. MISIÓN Y LAICADO: Impulsados por el Espíritu Santo, los laicos y laicas de todos los pueblos, etnias y
culturas del continente americano, en comunión con los Obispos, Sacerdotes, Religiosas y Religiosos,
asumimos el compromiso de una formación integral: espiritual, pastoral y misionera, que nos haga
corresponsables de la Gran Misión Continental y Ad Gentes.
6. MISIÓN Y JUVENTUD: Los jóvenes, como presente y futuro de la Iglesia, asumimos el Proyecto Misionero
Americano con las siguientes dimensiones: Espiritualidad, para poder ver donde caminamos;
Responsabilidad, para asumir consecuencias y no interrumpir el camino; y Mística que integre formación,
proyecto personal y compromiso.
7. MISIÓN, ACTIVIDAD Y DIGNIDAD HUMANA: Asumimos como Iglesia el desafío de experimentar y suscitar
cambios concretos y estructurales que promuevan verdaderamente la dignidad humana, desde la formación
misionera integral y permanente, las nuevas organizaciones parroquiales en red y la apertura a nuevos
espacios misioneros.
8. MISIÓN, CULTURAS Y PUEBLOS: Como Iglesia valoramos y respetamos a los pueblos indígenas y afro
descendientes del continente, asumimos la urgencia de reconocer sus espacios, expresiones y tradiciones
para que tengan su lugar en la sociedad y en la Iglesia. Nuestro espíritu misionero se fortalece en escuchar,
aprender y anunciar explícitamente a Cristo en las diversas culturas.
9. MISIÓN Y ECOLOGIA: Anunciamos la Buena Nueva para restaurar el orden en la naturaleza, en comunión
con lo que el mundo espera: renovar en todos los pueblos, culturas y corazones el rostro de la Humanidad
mediante la conversión y la salvación; y desarrollar una conciencia creciente en su lucha por la conservación
del medio ambiente.
10. MISIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL: Con la fuerza del Espíritu Santo y a la luz del mandato
de Jesús “Vayan y anuncien el Evangelio”, queremos responder a las nuevas situaciones históricas, sociales
y eclesiales, comunicando el amor de Dios y la Buena Nueva del Reino con una comunicación testimonial,
coordinada e integrada en la pastoral ordinaria, para construir la unidad y la comunión.
11. MISIÓN, ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Contemplamos “las semillas del Verbo” en cada
pueblo, cultura, religión y creencia: por ello asumimos un diálogo, encuentro y cooperación ecuménica e
interreligiosa desde nuestra propia identidad de Discípulos Misioneros de Jesucristo.
12. MISIÓN, EDUCACIÓN Y MUNDO INTELECTUAL: Somos Iglesia educadora y nos comprometemos a
crear, con los actores del ámbito educativo, espacios de formación y diálogo profético para ser testigos de la
Buena Nueva del Reino en el mundo contemporáneo.
13. ESPIRITUALIDAD MISIONERA: Queremos vivir una espiritualidad de Discípulos Misioneros, una
espiritualidad de las bienaventuranzas encarnada en la vida: contemplativos, alegres, comunicadores de la
experiencia de Dios, pobres, sencillos, itinerantes, capaces de buscar y escuchar a todos, con confianza en
el Espíritu.
14. MISIÓN Y FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO: Interpelados por el Señor de la Historia, que nos llama a la
unidad en el Amor, rechazamos toda actitud fundamentalista dentro y fuera de la Iglesia Católica, y nos
abrimos al pluralismo y al diálogo que aúna a las personas y a los pueblos en la construcción de la armonía
y la paz.
15. MISIÓN Y PRESENCIA DE LA MUJER: Siguiendo los pasos de Jesucristo, reconocemos y valoramos la
presencia y participación activa de la mujer en todos los ámbitos sociales y eclesiales, y propugnamos
nuevas relaciones no jerarquizadas entre mujeres y varones como riqueza para la Humanidad y para la
Iglesia.
16. MISIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGIA: Queremos orientar la incidencia de la ciencia y la tecnología en el
desarrollo de la humanidad, a partir de los valores propios del Evangelio, para que esté al servicio de la
Evangelización y de la cultura de la vida. La ciencia y la tecnología estén al alcance de todos, posibilitando
reales soluciones a la exclusión, la desigualdad, la injusticia, el hambre y la muerte.
17. MISIÓN Y VIDA RELIGIOSA: Los religiosos y religiosas, estamos llamados a ser Discípulos Misioneros con
sólida espiritualidad trinitaria de la acción entre los más pobres y diferentes; con un corazón indiviso y
solidario que ama a todos; encarnados en cada cultura de manera desprendida y despretendida;
proponiendo vivencial y proféticamente los valores alternativos del Reino; y abiertos a la Misión y al envío
Ad Gentes.
Misioneros de América. Hoy, al concluir el CAM3 comla8, Jesús nos envía a ser testigos de todo lo que hemos
escuchado, aprendido y anunciado hasta los últimos confines de la tierra. “Vayan y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos… yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).
¡América con Cristo: escucha, aprende y anuncia!
San Francisco de Quito, 17 de Agosto de 2008

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